martes, 22 de diciembre de 2009

Un 24 de diciembre cualquiera...

Me levanto tarde, sobre las 11, desayuno y vagueo un rato. Llamo a pepe, y me dice que sí, que a las 2 quedamos en La Campana. Él y yo sabemos que llegará mucho más tarde, es parte de la liturgia. Hablo con mi hermana y quedo con ella y el víctor para irnos al centro en bus. Allí se nos añade Arun y un poco más adelante Mabel. Llegamos un poco tarde, todo hay que decirlo. Allí sólo está el Jon protestando como de costumbre, puteamos todos un poco a Pepe y ya empieza el cachondeo. Luego se irán incorporando el Charly con Isa, Patri con Conor, o Héctor con Isa, e incluso con suerte Javi y Loli, y hasta Mª Ángeles con Juan, (esto me recuerda que necesito una novia jeje) y este año incluso nuestro recuperado Eloy. Con más de un vinito en el cuerpo aparece el susodicho. La culpa no es suya claro, “No, es que Cristina…”. Nos damos un par de cachetazos y a seguir pimplando.

Un poquito de adobo, boquerones, calamares, unas navajitas, tortillitas de camarones, berenjenas (Pepe, no les eches más miel por favor!!!!) y mucho vinito dulce. Conforme pasa el tiempo los cachetazos se multiplican exponencialmente, y la peña se va calentando con los chistes (¿Por qué desierto irán esta vez los mexicanos?). Cambiamos de bar, si hay suerte incluso con más dinero del que llegamos. 5 bolas, Pepa y pepe…hasta que llega la hora. Ya no hay más hambre y el vinito ya harta. Es tiempo de ir al Cheers… como señores. Como en una prueba de supervivencia, sólo los más fuertes, ósea los menos casados, consiguen seguir vivos en este punto. Cómo hoy es nochebuena y vamos más guapitos, hoy no nos valen los cubatas en vaso de tubo… su copita de balón, jugo de limón, manises y demás pijadas… risas, cachondeo, buen humor…hasta que nos traen la cuenta. Pero qué!!!! Sabemos que es caro, siempre nos crujen, pero nos da igual, hay que protestar un poco. Con suerte nos camelamos al camarero y nos trae otra copa.

Sobre las 7 y pico comienzan las despedidas. Al principio eran transitorias, hasta que volviéramos más tarde a seguir de juerga. Ahora ya nos vamos haciendo mayores y cuesta un poquito. Besos, abrazos y felicitaciones varias.

…Este año, tras muchos años, no pasaré este día con ellos, ni con mi familia. A todos ellos, y a otros amigos desperdigados por España y el mundo FELICES FIESTAS.

Pd: los pocos españoles que quedamos por aquí en estas fechas cenaremos en familia, con mi hermana y Victor también ya por acá, en nochebuena. El 26 nos vamos los tres para Namibia...espero cargar bien las pilas que ya las voy notando un poco vacías. Intentaré escribir desde allí...

viernes, 11 de diciembre de 2009

La casa 14

La verdad es que no se puede decir que en los dos primeros meses y poco de estancia en Luanda esté teniendo mucha suerte. Tras mis 3 semanitas aprox que estuve con el tobillo dando la lata, ahora cuando ya estaba bien, jugando al basket, haciendo vida normal, con mi moto paka y pallá…tracatrá, dos golpes seguidos con la moto. Caro…a partir de aquí no le leas nada a la madre, ya sabes.

Para empezar, torpeza mía. En una carretera cortada me metí, porque no conocía otro camino, y claro más adelante no había manera de pasar. Me subí a una acera sin asfaltar, tropecé y me eché la moto encima del tobillo derecho, y encima iba en chanclas. Total, que me hizé una buena quemadura y llevo una semana con el tobillo hinchado y vendado.

De la segunda poca cosa aunque fue más aparatosa. Un candongueiro, uno de esos microbuses que inundan la ciudad, pasó por mi izquierda sin que hubiera sitio y…al suelo. Lo más gracioso es que un par de horas antes había estado en la clínica donde me habían vendado el tobillo. Salgo del curro con el pantalón a media pierna y el zapato a medio meter y 300 metros más adelante pasa esto. Me levante de la moto con una indignación de cojones…y con mi pantalón roto, el brazo izquierdo sangrando, el reloj roto, la venda del tobillo recién puesta, y el retrovisor izquierdo en la mano…pues me fui a increpar al tío (en español claro, que mi portugués todavía no da para este tipo de situaciones de estrés)…y lo que más me jodió es que ni se inmutaba, como si no fuera con él la cosa. Más tarde la verdad es que se portó como un señor. Me llevo al puesto médico (sí, el mismo donde había estado un rato antes), luego a casa, cambió el retrovisor, me ha pagado el pantalón…

Como digo, de esta segunda sólo un par de postillas, en brazo y pierna izquierda, de recuerdo. Mientras tanto mi tobillo vuelve a la vida, he aparcado la moto y vuelto a mi querido que no añorado engarrafamento.

Resumiendo, que sigo en la pelea, sorteando las dificultades que se me plantean con el mayor optimismo posible. Se acerca la navidad y los de las mochilas están ya al llegar. Tudo está a melhorar.

Besos y abrazos.

Pd: Cuelgo una foto de mi humilde morada. La casa 14, habitada ya por varias generaciones de becarios, espera ansiosa vuestras visitas.

martes, 8 de diciembre de 2009

Comprar un billete de avión en Luanda

Como en otras muchas situaciones, a la hora de comprar un billete de avión en Luanda, hay que dejar a un lado los métodos que usaríamos en España.

En primer lugar, buscar en Internet varias combinaciones posibles, vuelos baratos, mirar y remirar antes de decidirte, y una vez hecho tardar 5 minutos en tener el billete…de eso nada, aquí la TAAG, que es la única compañía nacional, sólo vende billetes en sus agencias físicas.

Así que nada, te desplazas a la más cercana, y una vez allí se trata de pasar una serie de etapas:
  1. Coges un número (como los de la carnicería), y te intentas ubicar como puedas entre las decenas de personas que esperan su turno.
  2. Cuando te llega la hora, te sientas y al grano machote que hay mucha gente esperando. Nada de marear la perdiz. Una vez decidido, la tía te da un trozo de folio blanco con el precio del billete.
  3. Con este te mandan a una ventanilla. Ahí a esperar otra vez que te toque tu turno. Cuando llegas pagas y el tío te pone un sello en el papelote.
  4. Te vuelves a la pava del principio, pero claro esta ya está con otro tío, así que te pones allí cerquita hasta que dice que le des el papelote. Entonces, supongo que confirma la reserva en el sistema y te hace un garabato en el papel.
  5. Y con él, te vuelves otra vez a hacer cola en la ventanilla. Le das el papelote, y él te da, OHH YES, el billetito. Y claro, diréis pues ya esta, no? Pues no, te dice el pavo que vuelvas a la mesa, y allí merodeas otra vez hasta que la señorita te escribe en el billete la hora de check-in

Este proceso, las tres veces que he estado por allí, viene a durar entre hora y hora y media; pero no os creáis que la gente se desespera ni nada parecido. Esto es África tropical y aquí la peña tiene un sentido totalmente distinto del concepto tiempo. Las calmas como ellos lo llaman. Yo por mi parte, la primera vez un poco mareado de dar tantas vueltas, pero ya bien, prisa mata amigo…