jueves, 29 de abril de 2010

The Rookie's Wall...

Cuando un jugador nuevo llega a la NBA, en su 1ª temporada, a mediados de la misma pasa por lo que se conoce como “The rookie’s wall! o El muro del novato. Tener 82 partidos concentrados en 5 meses y medio se supone que les pasa factura en ese momento, cuando pegan un bajón físico por venir de ligas donde no se juega cada dos días. Bien, en realidad esto no deja de ser una teoría que, a la hora de la verdad, se cargan muchos jugadores que a los que no les afecta esta historia.

Pues bien, esto viene a cuento, porque, partiendo que a la mayoría de mis lectores el baloncesto (menos a “Pau Contreras”) le interesará más bien poco, a mí y especialmente a mi blog nos está pasando algo parecido. Tras unos meses en los que todo era nuevo (país, gente, experiencias, viajes...), y por tanto había mucho por contar, llega un momento en que la rutina te devora y al pasar por sitios en los que te quedabas por la boca abierta al principio, ahora ya ni miras. Además, la cámara de fotos ya sólo te llevas a los viajes; y para más inri, los seguidores de tu blog (27 reconocidos como tales) se acomodan también, y al no contarle nada nuevo ya no se molestan en dejarte ningún comentario.

Todo ello, mi particular rookie’s wall, pone en peligro mi principal vía de escape mental a todo este caos que diariamente me rodea. Ante ello pueden darse dos circunstancias distintas:

- Saco mi cámara del baúl, y me esfuerzo por explicar todo aquello que aún no expresé, todas aquellas sensaciones que te gustaría transmitir, pero que muchas veces piensas que no es posible, que hay que vivirlo in situ para entenderlo.
- Pierdo interés y me limito a contar alguna juerga que me pegue por ahí, lo bien que me lo paso en Sudáfrica viendo el mundial, lo jodido que es el engarrafamento, y joder ¡que calor hace!.

Como no quiero que pase lo segundo, os propongo un juego muy fácil. Propongo que aquellos que me tengan interés y tiempo, que me digan que quieren que les cuenta, que echan de menos, que piensan que aún no se contado, que les gustaría saber de la gente, el país, sus costumbres, la vida de los expatriados, el resultado de mi último partido de tenis (espero para entonces haberme recuperado del 6-0, 6-1 que me pegaron ayer), o cualquier otra cosa.

Ante esto surge otra disyuntiva:

- no deja un comentario ni Perry (que pesao es el colega este!!!, ¿puedo dejar de ser seguidor?)
- las masas se movilizan y los miles de comentarios colapsan toda la red en Angola (esto tampoco sería tan difícil!!!)

Bueno chavales, en cualquier caso intentaré que gane la 1ª opción, no dejaré toda la responsabilidad en vuestras manos. Me voy a la cena esta de hombres, aunque a mi lo que más me interesa es volver a una final europea 24 años después. Aupa Atleti!!!

jueves, 15 de abril de 2010

Men's night...

Hola de nuevo, fervientes seguidores. Tras una semana y pico desde la vuelta del último viaje todo sigue más o menos igual por aquí. Aunque en esta época del año, el tráfico está especialmente jodido, y ahora que conduzco yo todos los días, se hace más insufrible. Para hacer unos 12 kilómetros, estoy tardando entre 1,30h y 2h, y eso con continuos cambios de carril, y jugadas varias al más puro estilo local. Vamos que de mano ya llego a la oficina echo mierda. Para volver, es más llevadero...normalmente!!!! porque el martes pasado, tras hacer un recado con un colega, estuvimos la friolera de 3 horas engarrafados!!! La hostia. Este asunto es con mucha diferencia el que más energía te consume diariamente (ya desahogado, prometo no hablar más del tema). Lo que también sigue igual es el calor, hostia puta!!! De aquí a un mes empieza el cacimbo, y se supone que mejora la cosa. Haber.

Y así, llegados a este punto, ahora nos vamos Ibon y yo a nuestra primera cena de hombres. Ya era hora, no? Jaja. No, en serio, aquí se ha instaurado una cena de hombres los jueves, a la que básicamente asistiremos todos los españolitos que andamos por aquí, que somos unos cuantos, aunque no está cerrada a otras nacionalidades, ni tampoco a ninguna bella mujer que quisiera hacernos la velada mas amena. Como todavía no se da el caso, pues nada, a atarzanarse un poco jaja.

Ale familia...cuídense mucho estén donde estén.

pd:os dejo una foto que ahora, tiempo pasado me hace gracia, aunque en su momento, ni la más mínima. Fué tras una de mis caídas con la moto. Ese es uno de los coches de la oficina con el que Ibon y Alberto fueron en mi auxilio.

viernes, 9 de abril de 2010

Viaje a Sudáfrica, Botswana y Zimbabwe. Parte III. Haciendo kilómetros...

Mi reciente viaje por el sur de África se inició pasando la noche del sábado en un parque nacional al norte de Johannesburgo con Alberto (el becario de informática que compartimos con los bafana bafana) y unos colegas suyos. De ahí partimos el sábado por la mañana, tras el correspondiente safari claro está, dirección a Gaborone, capital de Botswana. Aquí nos encontramos con una ciudad dividida. La parte administrativa con grandes edificios totalmente muerta (era domingo), y otra zona con algo más de vida, aunque como después se convirtió en regla general durante todo el viaje (en las ciudades), nos costó bastante encontrar un sitio para comer que no fuera de comida rápida, maldita herencia del periodo colonial anglosajón.



A la mañana siguiente, y tras perder mis segundas gafas de sol en África (en mi media), partimos con la intención de cruzar el Coto del Kalahari Central, esa mancha verde en el centro del mapa, con nuestro alquilado 4x4, con la idea de dormir en Maun, puerta de entrada al Okavango. Primer contratiempo. Tras ya costarnos llegar a la puerta de entrada, en esta les hizo bastante gracia que pretendiéramos cruzarlo con nuestro mierdo 4x4, sin agua, ni gasolina suficiente. Momento de crisis. Había que volver sobre nuestros pasos y decidir que hacer. La solución fue pegarnos la primera de las palizas de conducción. Tras 14 horas (5am-19pm) llegamos a Maun. Allí pasamos dos noches. La primera de ellas de infausto recuerdo, por el encuentro de los dos siguientes factores: montar la tienda de noche de aquella manera, y el típico diluvio tropical nocturno.

El miércoles por la mañana confirmamos la inutilidad de alquilar un 4x4. Pretendíamos cruzar el Parque nacional del Chobe, pero nuevas indicaciones de que era preciso un tocho 4x4 nos hizo rodearlo. Primero paso por Nata, y de ahí a Kasane, donde pasamos la noche. Antes, por la tarde, visita de rigor al parque. Espectacular. No hay otra manera de definir este entorno, que se encuentra junto al río Zambezi. Vimos bastantes animales, espacialmente elefantes, aunque lo mejor fue cuando, inesperadamente, me encontré dos de ellos de noche jugando con las ramas de los arboles, al otro lado de la valla que separaba nuestra tienda del parque. Estuve allí un rato embobado, tal niño pequeño.

El jueves por la mañana partimos hacía el punto culminante del viaje, las Cataratas Victoria o Vic Falls (Zimbabwe). Allí pasamos 48 horas. Nos quedamos en el Shoestring Backpackers, gracias hermanita por el consejo, que inesperadamente se convirtió en referente de un buen par noches de fiesta. Mucha gente local de Victoria Falls (Sí, la ciudad creada junto a las cataratas se llama como ellas), se desplaza al bar del backpackers, y se creaba allí un ambiente de lo más variopinto. Fue sin duda el momento del viaje en el que más inter-relacionamos con la peña local. A las 12 chapaban el sitio, y nos ibamos a un garito cercano con, aún, cierto choque cultural, pero al menda lo le valía con eso jaja, y terminó ambas noches en otro chiringo a las afueras de la ciudad donde ahí sí, no parecerían estar acostumbrados a ver blanquitos como yo. En cuanto a las cataratas, impresionantes la verdad, aunque al ser época de lluvias no las disfrutamos en todo su esplendor. Cuando nos acercábamos a cualquiera de los puntos cercanos de vista, salías literalmente empapado. El mayor caudal del río, el Zambezi, hace que al caer todo ese caudal, choque y vuelva hacia arriba en forma de lluvia. No problema. Volveré en algún otro momento.




Tras un intento fallido de “subsanar” nuestro problema de exceso de kilometraje (menudo palo nos espera!!!), el sábado por la mañana iniciamos nuestro camino de vuelta haciendo paradas en Bulawayo (Zimbabwe), Makhado (SA) y Pretoria (SA). Tanto en esta última como en Johannesburgo, eran fácilmente palpables una gran inseguridad, siendo pocos los blancos que vimos. No me quiero imaginar pasear de noche por cualquiera de ellas.
El lunes 5 vuelta a casa. Quedan 2 meses y pico para el siguiente viaje. Mientras tanto, seguiremos peleando, aunque ahora ya sí, con una independencia que lo hará todo algo más fácil. Abrazos. Jose.

jueves, 8 de abril de 2010

Viaje a Sudáfrica, Botswana, y Zimbabwe. Parte II. Delta del Okavango.

El protagonista de la historia de hoy se llamaba Tuso, y lo conocimos en nuestro viaje en mokoro (pequeña canoa de madera) por el Delta del Okavango, en Botswana.


Os recogen en una lancha motora en el backpackers en el que os quedáis sobre las 7am. De ahí os llevan hasta otra zona donde se acumulan las canoas, y los guías locales se apelotonan para conseguir turistas a los que llevar. Tras esperar un rato sales con el tuyo, Tuso, un chaval de unos ventipocos años. Os llevan por entre los diferentes brazos del mismo. Una gran sensación de paz te invade inmediatamente, pero el sol pica de lo lindo y te vas achicharrando. Sobre la una, hacemos una parada. Aunque lleva más dos horas remando para vosotros, Tuso no parece estar cansado. Nos hace de guía para hacer un poco de trekking. “Si no voy con vosotros no sabríais como volver”, dice. En esa nos adentramos en el mato. Jaime y tú vais con vuestros zapatos cerrados, gorro, y agua. Él con unas chanclas rotas, y poco más.


- Hasta donde nos vas a llevar?
- Hasta donde queráis. Yo me paso todo el día andando desde que sale hasta que se pone el sol, así que depende de vosotros.
- Ok

No andáis tanto, quizás un par o tres de kilómetros, pero el calor aprieta y luego hay que dar la vuelta, así que le dices que os lleve debajo de algún árbol donde podáis descansar un rato y comeros los sándwiches que llevabais. Antes de sacar la comida, le ofreces agua, y te dice que no quiere por segunda vez. Al rato, vuelta sobre vuestros pasos. Ciertamente os hubiera sido muy difícil encontrar el camino de vuelta por vosotros mismos. Además, por muchas zonas no se podía pasar porque había demasiada agua.


Llegáis de nuevo junto a la canoa, y esta vez sí, acepta tu agua.

-Tuso, ¿estás cansado?
- No.
- ¿Alguna vez has estado cansado?
- Sí claro, sonriendo. (No se yo!!!)

Iniciáis vuestro camino de vuelta en la canoa, con paso previo por una zona de agua cristalina donde os pegáis un bañito muy rico. A las 15 30h os devuelve a la zona de canoas a la espera de que vuestra lancha os devuelva al backpackers. Habéis disfrutado de un entorno inigualable, pero ya hay ganas de volver y pegaros una ducha. Al día siguiente Tuso volverá a ver si algún turista precisa de sus servicios. Si no, se irá a pescar. No se le ve preocupado por el asunto. No parece que le falte nada de lo que necesita.

martes, 6 de abril de 2010

Viaje a Sudáfrica, Botswana, y Zimbabwe. Parte I. De safari...

Irse de Safari se presenta como un concepto muy impreciso a vista de un españolito medio. Uno se imagina grandes extensiones, animales salvajes sueltos por todos lados, grandes camiones con gente disfrazada de aventurero, grandes tiendas de campaña...

Los países que hasta ahora he visitado están repletos de parques nacionales. En Angola hay muchos, pero dicen que hay pocos animales. En Namibia visité mi primer parque, y ahora en este viaje otros dos; y no ha sido hasta la semana pasada cuando he caído en el hecho de que eso que hago yo en los parques, es lo que llaman “hacer un safari”.

En los parques suelen haber campings, que vallados por el exterior, te mantienen alejado de todo peligro. Te levantas por la mañana, y con lo primero que pilles, te montas en el carro, y te pones a recorrer los caminos establecidos dentro del parque de los que no te puedes salir, ni tampoco bajar del coche. La mayor parte del tiempo no ves nada, pero de vez en cuando te cruzas con animales, y ahí sí, te quedas asombrado. Por ejemplo, puedes quedarte un rato viendo como un elefante a se las arregla para con su trompa ir arrancando matojos del suelo y metérselos en la boca, o como las jirafas parecen posar para ti cuando les haces fotos. O lo más alucinante de todo, flipas como si fueras un niño pequeño, cuando de noche ves al otro lado de la verja a otro par de elefantes jugando con las ramas, a sólo dos metros de ti.

Paralelamente, te cruzas con los que hacen el safari más convencional. Estos se reúnen a primera hora para salir juntos con un macro-jeep. Los ves con sus gorros, sus chalecos llenos de bolsillos, sus pantalones cortos, y los zapatones con calcetines hasta arriba. Luego van por ahí con su chofer que los lleva de un sitio a otro. También ves como cada vez hay más peña que hace su ruta por varios países de África en los llamados “Trucks”. Estos son camiones enormes en los que transportan a unas 20 personas. Las recogen tal día en un punto, y los devuelven en otro varias semanas o meses después. En ese periodo, van parando en puntos de interés previamente definidos. Hay varias compañías que ya lo hacen, y estas ofrecen miles de rutas diferentes...aunque por cierto, ninguna de ellas se atreve a meterse en Angola aún.

No quiero menospreciar a los que dejan la organización de sus viajes en las manos de otras personas. Sólo quiero dejar de manifiesto que no es absolutamente necesario, ni siquiera aquí en África. Puedes viajar sin problema por todos lados, incluso sin organizar previamente nada (a los hechos de mi último viaje me remito), decidir tú por donde ir o no, donde parar más o menos, y relacionarte directamente con los locales cuando no sepas algo. Esto es África, pero no pasa nada, nadie te va a comer. De hecho siempre serás tratado especialmente, aunque de esto ya hablaré próximamente.

Por todo ello, permitirme por una vez que os dé un consejo (aunque no sea nadie par hacerlo). Si alguna vez decidís venir a esta parte de África, decisión de la que nunca os arrepentiríais, no dejéis que nadie decida por vosotros, descubrir por vosotros mismos todo lo que ofrece. Con precaución, pero con la mente abierta. Nada más necesitareis.

Mucho más y mejor, pronto en este mismo punto de encuentro.